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Recopilación de Datos y Estudio de Posicionamiento: Todo comienza con la investigación. Aquí, analizamos a qué público nos dirigimos, qué productos o servicios les interesan y quiénes son nuestros competidores. Definimos el público objetivo y establecemos objetivos claros. Además, consideramos el posicionamiento en buscadores (SEO) y elegimos un buen nombre de dominio. ¡Es como elegir el nombre perfecto para tu bebé digital! Si está disponible en redes sociales, ¡mejor aún! Planificación: En esta fase, trazamos el mapa del sitio (sitemap). Es como diseñar el plano de una casa antes de construirla. Definimos las páginas que tendrá el sitio y cómo se conectarán entre sí. También trabajamos en la experiencia del usuario (UX) y la interfaz de usuario (UI). ¿Cómo queremos que los visitantes se sientan al navegar por nuestra web? ¿Qué colores, tipografías y elementos visuales utilizaremos? Desarrollo de la Página Web: Aquí entra en acción la programación. Utilizamos lenguajes como HTML, CSS y JavaScript para construir la estructura y el diseño de la página. También incorporamos características interactivas. La adaptabilidad a dispositivos móviles es clave en esta etapa. Queremos que la web se vea genial tanto en una computadora de escritorio como en un teléfono. Pruebas, Pruebas y Más Pruebas: No queremos errores en nuestra web. Así que testeamos todo: desde la funcionalidad de los botones hasta la velocidad de carga. ¿Funciona bien en diferentes navegadores? ¿En diferentes dispositivos? ¡Asegurémonos de que sí! También verificamos que el contenido sea correcto y que no haya enlaces rotos. Lanzamiento y Mantenimiento: ¡Es hora de presentar nuestra creación al mundo! Subimos la web al servidor y la hacemos pública. Pero esto no termina aquí. El mantenimiento es fundamental. Actualizamos contenido, corregimos errores y nos aseguramos de que todo siga funcionando correctamente.